lunes, 17 de diciembre de 2012

La batalla de Azanulbizar

Balin, hijo de Fundin,
Señor de Moria
En la película El Hobbit: un viaje inesperado nos encontramos con una gran cantidad de información sobre los enanos de la Tierra Media para dotar de un trasfondo apropiado a la trama. No en vano el motivo de la aventura no es otro que recuperar el antiguo reino enano de Erebor, reclamado por Thorin "escudo de roble" y su compañía.

Como el señor Bilbo Bolsón no tiene ni idea de qué es eso de Erebor, ni dónde está, ni porqué hay que ir, ni siquiera de porqué los enanos se fueron de allí en su momento, se hace preciso desarrollar una serie de escenas que sirvan para explicar la causa última de la aventura que está comenzando. Y, entre las diversas cosas que se nos cuentan en la pantalla, destaca una de ellas: el origen del sobrenombre de Thorin.

Así, por medio de la narración que hace Balin accedemos a uno de los momentos más tristes y épicos del pueblo de los Enanos en la Tercera Edad, la Batalla de Azanulbizar

Hay que señalar que la película se toma bastantes licencias en lo referido a esta batalla hasta el extremo de que mueren y viven los que no deben, invirtiendo los sucesos en pos de facilitar la creación de una némesis a Thorin. En concreto me refiero a la muerte decapitado del Thrór, abuelo de Thorin, y a la supervivencia del orco Azog perdiendo el antebrazo.

La carga definitiva de los enanos ante las 
puertas orientales de Khazad-dûm
En la película queda todo muy épico pero en el relato de Tolkien, tan épico o incluso más de lo que vemos en el cine, las cosas no son, ni mucho menos como nos las cuentan. Las diferencias, de hecho, son bastantes. En primer lugar la Batalla de Azanulbizar es el colofón a una cruenta guerra de seis años de duración entre los enanos y los orcos, iniciada por el asesinato del anciano rey Thrór cuando este se adentró en Khazad-dûm. Así que difícilmente podría estar este mismo rey en la batalla... ¡puesto que su muerte fue el desencadenante de la misma!

Daín II "Pie de hierro"
Por otra parte, en aquella lucha, Thorin no se enfrenta a Azog, sino que el enano que subyuga al orco gigantesco es su primo Dáin "Pie de hierro", quien le corta la cabeza y la clava en una pica como venganza tanto de la muerte de rey Thrór como de su propio padre, Náin III, muerto instantes antes en la misma batalla.

En cualquier caso, para la narración de la película se alteran algunas cosillas de este épico encuentro con el único objetivo de reforzar la imagen de Thorin como líder al mismo tiempo que se le crea un "enemigo acérrimo" que será el que haga las veces de "malo maloso" en las dos primeras partes de la nueva trilogía hobbítica. Azog viene a ejercer el papel que ya le tocó a Saruman en las dos primeras películas de El Señor de los Anillos: dotar a la audiencia de un malo "palpable", con rostro y diálogos, cercano y accesible. A fin de cuentas tanto "el Ojo sin Párpado" como "el Nigromante" son malos que no pueden interactuar con demasiada flexibilidad en la trama, como el propio Tolkien señaló en su momento. Sauron se reduce a una presencia intangible, a una imagen evocadora y sobrecogedora, a un ser espantoso y lejano pero, al mismo tiempo, terriblemente poderoso.

El Nigromante en su versión 3.0
Pero, volviendo a la Batalla de Azanulbizar, señalé que es uno de los momentos más tristes y épicos del pueblo Enano y quisiera explicar el porqué de ambas afirmaciones puesto que pueden parecer bastante discutibles.

Considero que es un momento triste porque simboliza muchas de las cosas que Tolkien muestra en su obra: la derrota inevitable pese a las incontables victorias que logremos. Es una batalla exclusivamente nacida de la búsqueda de una venganza y el precio que se paga por cumplirla es extremadamente alto. Mueren tres cuartas partes de los enanos presentes, se tambalea la fortaleza de la menguante y debilitada casa de Durin y, lo peor de todo, es que no consigue alcanzar el objetivo más amplio  e importante: recuperar Khazad-dûm tras haber exterminado a la práctica totalidad de los orcos que lo ocupaban. Es una victoria pírrica, que inunda el honor enano de un desazón aún mayor, saber que pese a ello, que pese a haber unido al mayor ejército posible desde los Días Antiguos no se podrán recuperar los Salones de Piedra.

Los reyes de los Siete Linajes 
al recibir los Anillos de Poder
Sin embargo, es también uno de los momentos de mayor épica y gloria de los Enanos puesto que será la primera ¡y última! vez que los Siete Linajes del pueblo de Aulë unan sus fuerzas sobre la faz de la tierra. En Azanulbizar los hijos de Mahal, pese a estar dispersos, desunidos y debilitados, vuelven a mostrar de qué pasta están hechos y logran, en completa soledad, barrer a la mayor hueste de orcos reunida en la Tierra Media desde la caída de Sauron al final de la Segunda Edad. Es esta batalla el punto de inflexión del desastre comenzado con el despertar del Balrog y la pérdida de Khazad-dûm. Será ahora cuando Thorin comience el camino hacia esa gran aventura que le llevará a recuperar Erebor y permitirá que se restablezca a largo plazo la gloria de la Casa de Durin

En definitiva, la Batalla de Azanulbizar, de la que podemos disfrutar de una "versión" en el cine gracias a la película El Hobbit: un viaje inesperado, es uno de esos "momentos clave" en el trasfondo de la narración tanto de El Hobbit como de El Señor de los Anillos que se descubren al leer los sorprendentes y maravilloso Apéndices.

A.

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